NO SON LAS RASTAS, SON LOS OJITOS

Y uno se pregunta, porqué estoy llorando si los acabo de ver hace dos días?

Quizá porque falta mucho para volver a verlos. Es, quizá, como la libertad original, no se puede tenerla sin perder algo a cambio.

No se puede obtener absolutamente nada, de nada, sin perder algo a cambio, el tema es si para uno cuesta lo que vale.

Y lo peor no es eso, sino que si te sale mal, te deja como submarino en carpa.

Si puede, y de hecho hay, representaciones de la libertad, que puede ser lo que sea, lo que para uno represente eso que lleva dentro, como por ejemplo para mi son la bocina del tren o una carpa.

Así mismo uno puede sentirse en total soledad rodeado de carpas.

O te podes fumar hasta la pacha en el último carnaval, un carnaval al que le falta algo o le sobra gente.

Y todo para que? Para quedar desubicado como salame arriba del lavarropas, mientras te das cuenta de que los implantes de tetas no son para las hippies.

Uno podría, si quisiera, volverse cómodamente insensible, porqué no? Si todos lo hacen?

Al final de cuentas uno no es mas que su curriculum y nunca, nunca, debe firmar con la boca cheques que su propio trasero no esté dispuesto a pagar.

No siempre, pero a veces hay recuerdos que me hacen viajar, estar ahí… y me encuentran desnudo en mi estupides, donde los diablos también se enamoran, donde me escucho en tu sordera, donde todo tiene olor, perfume a carnaval, donde nadie me sintoniza, y donde no hay nada mas difícil que ser consecuente con mis dichos, pero donde, cada tanto, la vida me da las señales indicadas para que sepa que voy por el buen camino, para no tener que volver a casa, ni tan mojado ni tan borracho, después del último carnaval que nos llevó donde se le cantó el viento, donde todos tenían razón menos yo.

En fin, tengo la cabeza llena de amores, algunos platónicos, otros frustrados y otros tantos en stand by y ellos siempre me llevan a un lugar diferente.

Como hacen los que nunca los tuvieron?