No era la droga, era el inconsciente el que lo llevaba a quién sabe donde, mientras divagaba diciéndose que hay gente sana que no vale nada.Lo que realmente le molestaba, sobre todo, no era la veracidad de su amor, sino su fecha de vencimiento y pensó que un día de estos iba a explotar y que no quería estar cerca suyo cuando eso pasara.Si él era el dictador del amor, porqué no podía hacer lo que quisiera, cuando quisiera, luchar por ello y disfrutarlo? Quizá porque en realidad era un sachet de amor y no tenía el “si” fácil, sino el “no” flojo.No vale la pena vivir sin una buena razón para morir y uno suele hallar su destino en el sendero que toma para evitarlo, se dijo.