Suele ocurrir que la percepción
de uno solo de los sentidos vale más que mil imágenes. Suele suceder muy de vez
en cuando en la vida, mientras vas ladrillo a ladrillo, viaje a viaje.
El logro de toda una vida,
resumido en un movimiento, o lo importante de no partir añorando volver, ni
poseer memoria volátil.
Porque para regresar a la ruta,
hace falta sacarse el chip de la ciudad y reaccionar sobre el poder que tenemos
de cambiar la trayectoria de nuestra vida.
Es más divertido cuando la busco
en la multitud, que volver a chequear una y otra vez inútilmente el mail.
Chamuyo, sí, pero con sentimiento.
Frente a ti está el mundo,
aprovéchalo!
Mi vida es un deja vú constante,
ahora en un ciclo de tiempo bobo, o tambores y vos…